El Coeficiente de Felicidad Docente, a.k.a. CFD, mide la felicidad producida en una persona que se dedica a la enseñanza en función de la respuesta obtenida de parte de sus pupilos.
Diversos factores pueden hacer variar este índice. Algunos ejemplos:
- Luego de machacar durante varias clases sobre la sintaxis de Smalltalk, resaltando que un envío de un mensaje SIEMPRE tiene que tener un objeto receptor, un ejercicio se entrega con una línea que dice “vola: 5”. Al haber sido completamente ignorado el aviso del docente y omitirse el objeto receptor en esa línea, el CFD se cae a pique.
- En un ejercicio en el que se pide resolver un problema X, un alumno logra combinar los conceptos vistos en clase para resolverlo. No contento con eso, considera que puede haber una mejor forma de resolver el problema porque su solución no le parece elegante y consulta al docente para que este lo oriente. El CFD cotiza en alza, debido a que el docente puede detectar que lo transmitido en clase fue asimilado por el alumno y, además, porque nota que el mismo intenta mejorar lo realizado y no sólo “zafar” el ejercicio.